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Programa1. (FEBRERO)
sábado, 25 de febrero de 2017
sábado, 18 de febrero de 2017
domingo, 12 de febrero de 2017
Pautas para hacer un programa de radio
Pincha el siguiente enlace para ver las pautas.
http://pendientedemigracion.ucm.es/info/doe/profe/isidro/guionrad.htm#punto3
http://pendientedemigracion.ucm.es/info/doe/profe/isidro/guionrad.htm#punto3
lunes, 6 de febrero de 2017
Héroe en blanco y negro (cuento)
Pinchar el siguiente enlace para ver el archivo del cuento:
https://drive.google.com/file/d/0B9omWL8EAkH4YXgxR1R5UDlkTFE/view?pli=1
https://drive.google.com/file/d/0B9omWL8EAkH4YXgxR1R5UDlkTFE/view?pli=1
Héroe
en blanco y negro
Un
día que parecía normal entre los días del largo segundo trimestre, allá por el
mes de Febrero, cambió la idea que tenía de mi profesor. Para mí era un
profesor que no resaltaba entre el resto de los profesores, siempre atento a
que cumpliéramos las normas de clase, que no habláramos demasiado durante las
explicaciones teóricas, que guardáramos correctamente el turno de palabra en
los debates de clase, etc., es decir, un profesor normal. Ese día me tocaba
taller de rock después del colegio, y como en el colegio salimos cada día a las
16:30, después de tocar un poco la batería me recogieron mis padres cuando ya
la noche había caído. Fue a unos metros de la salida cuando vi esa imagen, que
para siempre quedó en mi memoria. Mientras caminaba con mis padres entre los
estrechos callejones del centro de Sevilla, me pareció ver en un callejón, aún más
estrecho y sin mucha luz, a mi profesor del colegio.
Se
encontraba al final de ese callejón sin salida, justo en frente de unos contenedores
de basura de diferentes colores (azul, amarillo, verde y gris) y mirando hacia
ellos, pero sin ninguna bolsa en las manos que tuviera que tirar. Parecía
concentrado en algo, de repente dio tres pasos, puso la mano izquierda en el contenedor azul y la
otra en el contenedor amarillo. Empezó a mover la mano izquierda haciendo el
dibujo de un cuadrado, tres veces, después la mano derecha haciendo círculos,
hasta tres veces también, y después hizo otra vez los mismos movimientos pero
con las dos manos a la vez. En ese momento mis ojos iban a perder de vista los
que estaba viendo por culpa de un coche aparcado. Cuando el coche aparcado dejó
de ser un obstáculo para lo que estaba observando vi que sólo estaban los
contenedores.
Mi
curiosidad hizo que soltara la mano de mis padres y fuera directo a la zona donde
debía estar mi profesor, al final del callejón a oscuras. Al lado de los
contenedores no había nada.
Durante
el resto de la semana estuve esperando impacientemente al fin de semana para
realizar aquellos movimientos que vieron mis ojos, los repetí mentalmente muchas
veces para que no se me olvidaran.
Llegó
por fin el viernes y podía disfrutar de más tiempo libre en la calle. La
temperatura era más alta y podía estar
jugando con mis amigos del barrio a la misma hora en que vi desaparecer a mi
profesor, la hora en que había pensado volver al callejón. Estábamos jugando
con la pelota en la plaza en la que solemos hacerlo, pero aproveché un momento
en el que todos estaban más entusiasmados para ir corriendo hasta el lugar de
los contenedores, quería saber yo mismo si aquello que vi era cierto. Estaba
convencido, así que me puse delante de los contenedores, y tal como hizo mi
profesor, hice tres cuadrados con la mano izquierda sobre el contenedor azul y
los tres círculos después sobre el amarillo, pero al intentar hacer los dos
movimientos a la vez… ¡imposible!. Tuve que hacerlo una y otra vez para
ensayarlo, y cuando ya me salía lo volví a intentar con los movimientos
previos.
¡Increíble!
Todo lo que veía era increíble, de repente todo se había vuelto en blanco y
negro, brillaban muy fuertes los contendedores de colores. Giré la cabeza y vi
algunas manchas de colores por los suelos, los mismos colores que los
contenedores. Cuando me acerqué a eso que brillaba me di cuenta que era basura
que estaba en el suelo y que correspondía al color del contenedor donde debía
echarse. Fui corriendo a la plaza, pero no veía a nadie, solo veía muchos
colores mezclados de todas las meriendas que habíamos tirado al suelo esa
tarde. De repente vi que alguien se acercaba volando a toda velocidad, tuve que
esconderme. Se trataba de mi profesor, iba con una capa amarilla y un antifaz
del mismo color, llevaba unas mayas y una camiseta térmica azules. Se mantuvo
en el aire y con dos gestos, uno con la mano izquierda, y otra con la mano
derecha, recogió por separado los envases y los cartones/papeles
respectivamente y los mantuvo también en el aire. Después dio un silbido y, tras
soplar a unos residuos y a otros, salieron disparados a la calle de al lado.
Por allí pasaron camiones de los que
recogen esos residuos a una velocidad inimaginable, no llevaban ruedas y
desprendían una luz muy intensa.
El
lunes siguiente cuando vi a mi profesor, lo veía como un auténtico superhéroe,
y pensé qué tendría que hacer yo para poder hacer lo que él hacía.
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